jueves, noviembre 02, 2006

El Senado dio media sanción a la ratificación del protocolo de la CEDAW

Para RIMA Red Informativa de Mujeres de Argentina
Fuente: El país(15) |Jueves, 02 de Noviembre de 2006


APRUEBAN UN TRATADO ANTIDISCRIMINATORIO DE LA MUJER
RECHAZADO POR LA IGLESIA
Una lucha que ya tiene su protocolo
El Senado dio media sanción a la ratificación del
llamado Protocolo de la Cedaw, el instrumento contra
la discriminación de las mujeres previsto en un
tratado de las Naciones Unidas. Su aprobación era
reclamada por el movimiento de mujeres y rechazada por
la Iglesia, que lo considera "abortista".

La Convención fue aprobada por Naciones Unidas en 1979
y el proyecto de ratificación llegó al Congreso
argentino en 1999.
Subnotas
"Esto salda una deuda histórica con los derechos de
las mujeres"
Voces de género
Historia de demoras
El botín de la Iglesia


Por Eduardo Tagliaferro

Muchos años, muchos grupos de presión, muchas
"gestiones de buenos oficios" fueron la barrera que
tuvieron que enfrentar las organizaciones no
gubernamentales que impulsaron la ratificación del
Protocolo facultativo de la Convención contra toda
discriminación de la Mujer aprobada por las Naciones
Unidas en 1979. En un debate en el que la oposición de
la Iglesia y otros fantasmas sobrevolaron sobre el
recinto de la Cámara alta, 32 de los 44 senadores
presentes finalmente respaldaron el protocolo que
permite hacer efectivos los derechos contemplados en
esa convención.

Obispos de varias provincias se habían encargado de
acercar sus críticas a distintos senadores.
Cuestionaban el llamado "Protocolo de la Cedaw (por
sus siglas en inglés)", al que no dudaban en calificar
como "abortista". No faltaron también quienes
afirmaron que se habilitaba la injerencia del Comité
en la legislación nacional. Incluso sostuvieron que
las futuras recomendaciones afectaban "la soberanía
política".

El abanico de los doce senadores que se opusieron a la
media sanción lograda ayer por el Senado lo
conformaron la bonaerense Hilda "Chiche" González de
Duhalde, los jujeños Liliana Fellner y Guillermo
Jenefes, los sanjuaninos César Gioja y Roberto
Basualdo, el catamarqueño Ramón Saadi, la puntana
Liliana Negre de Alonso, el formoseño Miguel Mayans,
Carlos Rossi, cordobés del partido de Luis Juez, la
tucumana bussista Delia Pinchetti, el mendocino Celso
Jaque y el salteño Roberto Gómez Diez.

Antes de comenzar el debate, la porteña Vilma Ibarra
recordó que como cualquier otro proyecto, la
ratificación del Protocolo requería mayoría simple.
Una larga historia estaba detrás de la iniciativa que
ayer puso fin al duro cruce político que la oposición
y el oficialismo protagonizaron por los comicios de
Misiones y por una denuncia contra el diputado Carlos
Kunkel por su desempeño en un concurso en el que se
pretende cubrir una vacante para la Cámara Federal de
Salta.

La Convención fue aprobada por Naciones Unidas en
1979. En 1985 el Congreso nacional la ratificó. Luego
de la reforma constitucional de 1994 obtuvo rango
constitucional. El Protocolo, que garantiza el
cumplimiento de los derechos contemplados en la
Convención, fue adoptado por la ONU en 1999. El Estado
argentino lo firmó el 28 de febrero de 2000. El
gobierno de Fernando de la Rúa envío el proyecto para
su ratificación en 2001. La iniciativa tuvo dictamen
en comisión en setiembre de 2001, a pocos meses de que
el radical abandonara la Rosada en helicóptero. En dos
ocasiones Eduardo Duhalde le reclamó al Senado la
devolución del proyecto enviado por De la Rúa, algo a
lo que la Cámara alta no accedió. En diciembre de
2004, Néstor Kirchner pidió la pronta ratificación del
Protocolo. Ayer, el consenso de las principales
bancadas permitió que el tema llegara al recinto sin
dictamen previo de comisión.

Por el oficialismo defendió la iniciativa la mendocina
Marita Perceval. Luego de explicar que la Convención
es tan sólo una mera declaración de principios si no
se ratifican los procedimientos específicos para
garantizar su cumplimiento, destacó que no "estamos
entrando fantasmas ni monstruos por la ventana, sino
que estamos ajustando nuestro derecho al derecho
internacional". Hizo un repaso minucioso del Protocolo
y destacó que su aprobación garantizaba una
"ciudadanía plena".

La radical rionegrina Amanda Isidori señaló que no se
estaba debatiendo el Protocolo Facultativo, sino que
"estamos hablando de derechos humanos". Isidori afirmó
que la ratificación "no es un avance sobre nuestra
soberanía". Las principales críticas al proyecto las
formuló la puntana Liliana Negre de Alonso, de
reconocida militancia en el Opus Dei. Puso el acento
en cuestionar el punto diez del Protocolo. Luego de
aventurar que ese punto podría permitir al Comité
contemplado en el Protocolo a avanzar sobre decisiones
del Parlamento argentino, dijo que lo importante eran
las resoluciones que ese organismo viene tomando.

Dijo que el Comité recomendó a Rusia y Bielorrusia "no
establecer el día de la madre porque se asocia con la
maternidad y los estereotipos son negativos". Enumeró
definiciones del Comité y dijo que le había
recomendado a China legalizar la prostitución, a
Turquía que eliminara el consentimiento del cónyuge
como requisito para el aborto y a Italia que garantice
a las italianas meridionales a acceder al aborto en
hospitales públicos.

La posta la tomó la salteña Sonia Escudero. Luego de
subrayar que no es abortista y que la ratificación no
afecta la adhesión al Pacto de San José de Costa Rica
y que no es la puerta de entrada a la legalización del
aborto, recordó que el Comité tan sólo hace
recomendaciones y que de ninguna manera puede imponer
cambios en la legislación. Escudero comentó que en
2002 recibió una nota del Episcopado pidiéndole no
aprobar la ratificación. "Me tomé el trabajo de
estudiar cada uno de los casos en los que se dijo que
se recomendaba el aborto", comenzó la salteña. Con
documentación e información detallada, refutó uno a
uno los casos que antes había enumerado Negre de
Alonso. No solo demostró la inexactitud de los juicios
de la puntana, sino que dejó en evidencia que la
posición de la senadora encolumnada con Rodríguez Saá
no se apartaba ni una coma de la nota del Episcopado.
Escudero no dudó en afirmar que "las religiones tienen
que actualizarse".

La presión de los obispos de Jujuy y de San Juan
también se sumaron a los que formalmente realizó el
Episcopado. En el caso de San Juan, lograron que tanto
el kirchnerista César Gioja como Roberto Basualdo
votaran en contra. El obispo jujeño también tuvo una
buena cosecha. Los kirchneristas Liliana Fellner y
Guillermo Jenefes votaron en contra luego de hacer no
pocas piruetas para justificar el rechazo. Luego de
decir que los senadores garantizan el repudio contra
toda forma de discriminación con las leyes que
aprueban, Fellner destacó que el Protocolo lo único
que hace es "darle más poder al Comité". Esbozó que
había un menoscabo para la soberanía e incluso dedicó
unos minutos para criticar el reciente encuentro de
Mujeres Autoconvocadas que se realizó en Jujuy. "Más
que encuentro fue un desencuentro", dijo.

El radical jujeño Gerardo Morales dijo que también
recibió la nota que habían recibido los kirchneristas
en la que se le pedía que rechazara el Protocolo. "He
recibido el pedido del obispo Palentini para rechazar
el Protocolo", arrancó Morales. Recordó que el obispo
se había pronunciado a favor de la reforma
constitucional que impulsa el gobernador jujeño
Eduardo Fellner. El radical dijo que no era una norma
inocua, que si no se la aprobaba no pasaba nada, sino
que "garantizaba derechos". Luego de decir que no se
avanzaba sobre la soberanía y de afirmar que "la
Argentina tiene que formar parte de la comunidad
internacional", destacó que era importante ratificar
el Protocolo "para evitar que venga un dictador
democrático que no sea progresista que quiera avanzar
sobre los derechos".

Lejos de las bombas de mal olor con las que Quebracho
había protestado contra la ley de Hidrocarburos, los
grupos feministas regaron el recinto con prolijos
volantes que reclamaban: "Protocolo Cedaw ya".



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